Quien se va sin que lo echen...se largó porque estaba hasta los cojon3s.
Esta debería ser la frase correcta en la mayoría de las ocasiones. ¿Cuántas veces no hemos echo lo imposible para que nuestras relaciones con los demás lleguen a buen puerto? Seguro que muchísimas, es más, nos hemos desgastado por por ello, hemos dado todo, hemos intentando que las cosas funcionen y por más que lo hayamos intentando, todo sigue igual. Entonces, llega un momento en que te agotas, te cansas, ya no das más de si y decides desaparecer de la vida de esas personas, haces las maletas y te vas, incluso sin decir adiós. No se puede remar solo cuando el barco va a la deriva, no se puede tirar de la carga solo, todo el mundo tiene que poner de su parte pero cuando no es así, ya no te ves como remero de galeras ni tirando de un carro que cada día pesa más y más y terminas con dolores por todo el cuerpo. Así que la mejor solución es, marcharte, alejarte y no querer saber más nada de este tipo de personas.
Como dicen por ahí, ya que cada palo, aguante su vela. Quien no ha querido, tiempo ha tenido.
Nunca te estanques con gente que no merecen tu tiempo, no viniste al mundo a salvar a nadie, bastante tienes con salvarte a ti mismo. 😉
Visita en Facebook. Pincha aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario